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——— GUÍA LEGAL

Redactar documentos legales

Contar con documentos legales bien redactados es clave para prevenir conflictos, proteger derechos y asegurar el cumplimiento de obligaciones en el ámbito personal y empresarial.

¿Qué es un documento legal?

Definición y funciones

Un documento legal es cualquier texto que genera consecuencias jurídicas. Su objetivo es establecer derechos, obligaciones o relaciones jurídicas entre las partes que lo firman o reconocen. Estos documentos pueden ser privados (como un contrato entre particulares) o públicos (como una escritura ante notario).

Documentos legales más comunes

  • Contratos: de trabajo, de arriendo, de compraventa, de prestación de servicios.
  • Declaraciones juradas: Requisito para ciertos actos o contrataciones.
  • Poderes y mandatos: Para autorizar a una persona a actuar por cuenta de otra.
  • Términos y condiciones: en sitios web o plataformas digitales.
  • Políticas de privacidad: regulan el tratamiento de datos personales.
  • Avisos legales o disclaimers: limitan la responsabilidad del prestador de un servicio o contenido.

Importancia de una buena redacción legal

Riesgos de la redacción ambigua

Una redacción deficiente puede abrir la puerta a múltiples interpretaciones, lo que genera incertidumbre y conflictos. Muchos juicios surgen precisamente por cláusulas poco claras o contradictorias, que dejan espacio al desacuerdo entre las partes.

Beneficios de una redacción clara

Una redacción clara y precisa ayuda a prevenir conflictos, facilita el cumplimiento voluntario de las obligaciones y otorga mayor seguridad jurídica. Además, si el documento debe ser revisado por un tribunal, facilitará la interpretación correcta de las intenciones de las partes.

Dato clave

Un documento bien redactado es la diferencia entre una aclaración amistosa y un juicio largo y costoso.

Buenas prácticas al redactar documentos legales

Claridad y precisión

Evita frases largas y enrevesadas. Usa frases simples, directas y no palabras ambiguas. Siempre que sea posible, define los términos clave al inicio del documento (por ejemplo, "Cliente", "Proveedor", "Producto").

Usar siempre los mismos términos para referirse a las mismas personas, conceptos o situaciones evita confusión y ambigüedad.

Si nombras a una parte como “El Arrendador”, no cambies luego a “El Propietario” a menos que esté expresamente definido que se trata de lo mismo.

Si usas “Contrato”, no empieces a referirte a él como “acuerdo” o “pacto” sin necesidad.

Define los términos importantes al inicio del documento (ej. “En adelante, ‘el Cliente’”) y mantén esa denominación de forma uniforme.

Uso correcto del lenguaje jurídico

El lenguaje jurídico debe ser preciso, técnico y profesional, pero comprensible.

Emplea términos jurídicos cuando sean necesarios (ej. “prescripción”, “nulidad relativa”, “mandato”), pero evita los latinazgos innecesarios si no aportan valor (“erga omnes”, “motu proprio”), salvo que sean comunes en el área.

No incluyas “rellenos” como “muy importante”, “claramente evidente”, “sin lugar a dudas”: el peso debe estar en el contenido legal, no en calificativos subjetivos.

No sustituyas una redacción jurídica precisa por sinónimos coloquiales. Ejemplo: no digas “le prestó plata” si puedes decir “otorgó un préstamo de dinero”.

Redacción impersonal y formal

La redacción legal debe tener un tono neutro y profesional, sin elementos personales, emocionales o coloquiales.

Usa la tercera persona o estructuras impersonales. Ej.: “Se deja constancia de que…” en lugar de “Nosotros dejamos constancia…”

No uses frases subjetivas o emocionales como “es evidente”, “es lamentable”, “confiamos en que”.

En los contratos, utiliza fórmulas como “Las partes convienen lo siguiente…” o “El mandante declara…”, evitando el uso de “yo” o “nosotros” salvo cuando sea legalmente necesario (por ejemplo, poderes o declaraciones juradas).

Prever escenarios posibles

Un documento legal bien redactado no solo resuelve el presente, sino que anticipa conflictos futuros.

Incluye cláusulas que aborden el incumplimiento, la terminación anticipada, casos fortuitos o de fuerza mayor, mecanismos de solución de controversias, etc.

En contratos: considera qué pasa si una parte no paga, si el servicio se suspende, si hay demoras o si alguna parte renuncia.

En demandas: contempla excepciones posibles de la contraparte y respóndelas anticipadamente.

Sé específico con los plazos, condiciones y consecuencias de cada obligación.

Validez formal

Muchos documentos legales tienen requisitos formales sin los cuales no tienen valor jurídico.

  • Firma: Verifica quién debe firmar, si debe firmar un representante legal, si requiere testigos.
  • Notarización: Algunos actos deben ser firmados ante notario (ej. poderes, ciertos contratos, escrituras).
  • Legalización y apostilla: En documentos para uso internacional.
  • Presentación en tribunal: En escritos judiciales, revisa si deben ser patrocinados por abogado, con firma electrónica, o ingresados por oficina judicial virtual.
  • Estampillas o impuestos: Algunos documentos pagan impuesto al timbre o derechos.

Redacción de plazos y condiciones

Los plazos deben expresarse de forma clara: especificar si se trata de días hábiles o corridos, el punto inicial del cómputo ("desde la firma", "desde la notificación", etc.), y el término exacto. Por ejemplo: "El servicio deberá ser prestado dentro de los 10 días hábiles siguientes a la firma del presente contrato".

Consulta modelos confiables

No empieces desde cero si no es necesario, pero asegúrate de usar modelos verificados y adaptarlos al caso.

  • Usa modelos de sitios oficiales (poderjudicial.cl, sii.cl, notarios.cl, estudios jurídicos reconocidos, etc.).
  • Evita copiar y pegar sin entender el contenido. Un modelo sirve como guía, no como receta.
  • Adecúa siempre el modelo a la situación concreta: nombres, fechas, hechos, leyes aplicables, jurisdicción.
  • Verifica que el modelo esté actualizado con la legislación vigente.

Revisión y asesoría

Antes de firmar cualquier documento legal, es fundamental revisarlo cuidadosamente. Si es un documento complejo, lo recomendable es solicitar asesoría legal. Muchos conflictos legales nacen de la firma de documentos mal entendidos o sin análisis previo.

Dato clave

Un documento legal no necesita ser largo para ser eficaz. Lo importante es que sea claro, coherente y completo.

Preguntas frecuentes

¿Puedo redactar mis documentos sin abogado?

Legalmente, en la mayoría de los casos sí. Pero no se recomienda hacerlo si no tienes formación jurídica. Un documento mal redactado puede no tener validez o generar consecuencias no previstas.

¿Cuáles son los errores más comunes?

  • Omisión de cláusulas clave: No incluir elementos esenciales como precio, plazo o forma de pago genera ambigüedad y debilita el documento.
  • Uso de términos vagos: Expresiones como “en un plazo razonable” o “lo antes posible” son imprecisas y pueden interpretarse de forma distinta por cada parte.
  • No prever mecanismos de resolución de conflictos: Omitir qué hacer en caso de desacuerdo (mediación, tribunal competente, etc.) deja un vacío que puede dificultar soluciones rápidas.
  • Copiar modelos sin adaptarlos: Usar plantillas sin modificar nombres, fechas, condiciones o leyes aplicables puede generar contradicciones o cláusulas inválidas.

¿Qué debe incluir un buen contrato?

  • Identificación clara de las partes: Debe indicarse con precisión quiénes intervienen, incluyendo nombre completo, RUT o cédula de identidad, domicilio y, si corresponde, calidad en que actúan (representante legal, mandatario, etc.).
  • Objeto del contrato: Describir claramente qué se está acordando: qué servicio se prestará, qué bien se vende, qué obligación se asume.
  • Obligaciones de cada parte: Establecer de forma detallada qué debe hacer cada parte, en qué plazos y bajo qué condiciones.
  • Plazos, montos y formas de pago: Señalar fechas límites, valores exactos, monedas, modalidades (transferencia, cheque, cuotas) y condiciones asociadas (intereses, reajustes, etc.).
  • Cláusulas de responsabilidad, penalidades e incumplimiento: Especificar consecuencias ante errores, demoras o incumplimientos, como multas, indemnizaciones o resolución anticipada del contrato.
  • Tribunal competente en caso de conflicto: Determinar qué juzgado conocerá del asunto en caso de litigio, lo que evita futuras disputas sobre jurisdicción.

Conclusión

La redacción de documentos legales es una herramienta poderosa de prevención jurídica. Permite dejar claramente establecido lo que las partes esperan, acuerdan y están dispuestas a cumplir. En el mundo de los negocios, contar con documentos bien escritos no es un lujo: es una necesidad.

Si necesitas asesoría para redactar o revisar un documento legal, contáctanos.

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